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¡Hola! Soy la ansiedad

  • Foto del escritor: Lic. Karla Da Cruz
    Lic. Karla Da Cruz
  • 25 ene 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 24 mar 2024

Recientemente, acepte mi ansiedad.


El monstruo que me devora ante los asuntos "importantes" pero que al final no lo son. Tengo una lista interminable de esos, acumulados en una especie de bandeja de entrada en mi cerebro. Taladran mis oídos "tengo, tengo, tengo".

Antes de aceptarla, me decía, cuando sentía el "nudo en mi estómago" que mejor era distraerse, tomar café, comprarme un gran chocolate, dormir o simplemente no hacer nada.

Recuerdo que cuando era niña me comí una gran tableta de chocolate que mi mamá guardaba sobre la mesa de noche. Fui comiendo cada pequeño pedazo, día tras día, mientras dejaba el papel que la cubría, en perfecto estado, pensando que jamás lo descubriría. Pero llegó el día en que a mi mamá se le antojó ese perfecto chocolate que tal vez compartiría conmigo... y allí estaba yo oyéndola renegar desde mi cuarto y sintiendo el infame nudo en mi estómago signo de mi ansiedad.


Ella podía tomar muchas formas, pero la recuerdo abrazándome ante cada cosa que representaba un resultado importante y tengo fotografías mentales con ella: exámenes, exposiciones, salidas, llamadas de atención, intervenciones en clase, primeras citas, operaciones, dolores de estómago, etc. Siempre un desagradable recuerdo y la frase que venía al final: "Por esta tontería te pones tan nerviosa"

Debo decir a favor de mi ansiedad, que le tranquiliza ponerme a hacer cosas. Hoy por ejemplo limpie toda mi casa, aspire, ordené, bote la basura de cosas inservibles que nadie extrañara, escuché en audio, libro, me bañé, saqué al perro... y todo en un fin de semana sin hijas que cuidar porque se fueron a la playa. Se suponía que lo iba a pasar disfrutando de mi tiempo libre; sin embargo, nada me tranquiliza más que hacer cosas.



Porque vivir con ansiedad no es sencillo, puede estar todo bien en la vida de la persona, pero aun así viviendo a mil en el futuro con pensamientos catastróficos sobre cualquier cosa. Porque cada paso que da puede ser para ella "el último" y porque cada minuto puede transformarse en una tortura.


En este tiempo de aprendizaje de mí misma, he comprendido que mi ansiedad en particular proviene de asuntos que no cierro, necesidades que identifico, pero por alguna razón no llego a satisfacer. Y también por una compulsión excesiva con el deber, la obligación desde el punto de vista de la sociedad. Sigo averiguando, porque este viaje no es finito, la información que guardo se va develando y así como identifico de donde viene también puedo crear para mí las estrategias que me ayudan a superarla: Parar y respirar.


Cómo alguien me dijo una vez: "Venimos aquí con todas las respuestas incluidas"



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