El poder de la expresión de las emociones
- Lic. Karla Da Cruz
- 11 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Parte esencial del proceso terapéutico es observarnos con atención, asumir nuestra responsabilidad emocional y aplicar esos aprendizajes en nuestra vida diaria. A menudo, la vida nos invita a explorar emociones que preferimos evitar, como el enojo, pero cuando las abrazamos, podemos transformar nuestra relación con ellas.
Durante mucho tiempo, yo también tuve dificultades para expresar mi enojo. Guardaba esa emoción en mi interior, y con el tiempo se transformó en tristeza, afectando mi bienestar físico y emocional. A medida que avanzaba en mi propio proceso de terapia, descubrí que reprimir la rabia solo acumulaba más malestar. Fue un viaje de autodescubrimiento, donde aprendí a honrar todas mis emociones, incluso aquellas que el entorno suele criticar, como el enojo en las mujeres.

"Lo que me enseñó la psicoterapia es que permitirnos sentir esas emociones sin juzgarlas nos da la oportunidad de liberarnos. Esa lección me ha sido de gran ayuda en mi vida, y es algo que veo reflejado constantemente en el trabajo que hago con mis consultantes, a quienes tengo el honor de acompañar en su propio proceso de sanación."
Cada persona me recuerda que la resiliencia no es una meta fija, sino un camino que recorremos juntos. Al ver como enfrentan sus retos, aprendo que el crecimiento es continuo, y que siempre hay más capas por descubrir en nuestro viaje personal.
Al compartir estas reflexiones, lo hago con el deseo de mostrar que el proceso terapéutico es un espacio para explorar y transformar, tanto para el/la consultante como para mí. Es un viaje hacia una vida más plena, donde abrazamos nuestras sombras para vivir de forma más auténtica y libre.
Es sumamente inspirador ser testigo del crecimiento de cada persona, ver cómo, paso a paso, descubren su fortaleza interior y comienzan a vivir con mayor autenticidad. Cada avance, por pequeño que parezca, es un recordatorio de que el cambio es posible, y ser parte de ese proceso es uno de los mayores privilegios en mi trabajo como terapeuta.
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